viernes, 29 de enero de 2010

RUPURA CON EL JUDAÍSMO



La Epístola a los Gálatas de Pablo da distancia entre aquéllos que podrían forzar a los gentiles a seguir las costumbres judías. Escribe en fuertes términos que si los gentiles mantienen estas costumbres como una obligación, y están circuncidados, entonces Cristo no les servirá de nada y si no fuera así, y estos decretos fueran un requerimiento, entonces Cristo habría muerto en vano.




Pablo dice en esta carta, y en otras más, que este mensaje no va en contradicción con los 12 apóstoles. Sin embargo, a él se le envió para el bien de aquéllos que no estaban circuncidados, así como Pedro fue enviado a aquellos circuncidados.


Apoyando la visión que Pablo no actuaba independientemente, el Concilio de Jerusalén, de acuerdo a Hechos de los Apóstoles, determina que la circuncisión no era un requerimiento a los nuevos convertidos, pero los aconseja de evitar El sacrificio a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. La base de estas prohibiciones es expresamente clara, Hechos dice: En efecto, desde tiempos antiguos Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en todas las sinagogas todos los sábados ; que significa que estas medidas están basadas en la Ley de Moisés. Algunos interpretan esto como que los gentiles son instruidos a obedecer estas cosas, no como un principio de ley, sino que para no ofender a aquéllos entre quienes se vive, los que están bajo la instrucción de ancianos en las sinagogas. Otros argumentan que el pequeño conjunto de requerimientos impuestos en los gentiles cristianos por el concilio no eran escogidas arbitrariamente, sino que corresponden a enseñanzas fariseas con respecto al pacto con todas las naciones, con su padre común Noé, que luego se llamaron Leyes de Noé.



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